- Identificar automáticamente el perfil demográfico y sociológico de pasajeros. Siempre que lo permita ...
- Hacer un seguimiento de los cambios de itinerario de viaje.
- Identificar a los pasajeros que viajan acompañados / juntos.
- Hacer el seguimiento de la utilización inusual de las redes sociales abiertas.>>
Por si no habéis querido leer tanto, os lo resumo, una base de datos que, partiendo de los datos facilitados al comprar un billete de avión, barco, tren, alquiler de coche, etc..., entre los que se encuentran nombre, tarjeta de crédito, correo electrónico y número de teléfono móvil, IP de acceso y con algo de habilidad la mac del aparato que utilizamos para acceder a la red, realice una recopilación de toda la información volcada por o sobre esa persona en internet, ya sea en redes sociales, foros, etc... para realizar un perfil sociológico y consiguiente evaluación de riesgo de que sea un terrorista y/o criminal.
A los que somos más jóvenes, esto de las fichas de inteligencia indiscriminadas sólo nos suena de oídas, pero los compañeros más mayores si que recuerdan las fichas de los servicios de inteligencia franquistas, que realizaban un perfil en función de afiliación política, religiosa o incluso sexual... de casi cualquier ciudadano. No voy a ser inocente, actualmente existen fichas policiales y de inteligencia de las personas que se consideran relevantes a tales efectos, pero es un porcentaje mínimo de la población y siempre como consecuencia de indagaciones policiales por un delito cometido o en curso, y estando sometida cualquier intervención de comunicaciones a autorización judicial. El sistema que se pretende crear mediante licitación, es indiscriminado, carente de cualquier control policial, y alcanza a la práctica totalidad de la población. ¿Quién no tiene tarjeta de crédito, móvil y usa transporte público hoy día? Estamos ante el “Gran Hermano” que ya pronosticó Orwell en su conocida obra literaria.
Es clara la licitación: se trata de hacer un perfil a partir de la información suministrada por empresas de viajes o transporte ,que permitan identificar sospechosos, siempre a partir de fuentes concretas, que llega a citar y que se deberán rastrear (pag. 15): Twitter, Google Plus, LinkedIn, Tumblr, Instagram, Flickr, YouTube, Vimeo, LiveLeak, Google, Bing, Yahoo, Duck Duck Go, foros, blogs... Mande una foto geolocalizada tomada junto a una mezquita o un edificio gubernamental en Madrid y ¡Bingo! estará en una lista en la que no querrá aparecer (escribir este blog probablemente tendrá el mismo efecto).
Como sospecháis este “proyecto PNR” entra en conflicto con la legislación existente, concretamente con el artículo 18 de la Constitución y el 7 de la Ley de Protección de Datos Personales, pero eso no se justifica ni analiza en el pliego de la licitación, tan sólo se cita la Decisión Marco 2008/977/JAI para justificar su legalidad, una norma europea que regula el intercambio de datos policiales y de ciudadanos entre países pero no lo que se recopila dentro de cada país. Es más, la Unión Europea ya rechazó este tipo de registros de pasajeros.
Pero para mayor claridad os cito los artículos precitados:
Art. 18.4 C.E: La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.
Art. 7.4 Ley Protección de Datos de Carácter Personal: Quedan prohibidos los ficheros creados con la finalidad exclusiva de almacenar datos de carácter personal que revelen la ideología, afiliación sindical, religión, creencias, origen racial o étnico, o vida sexual.
En Gizmodo publican un artículo más periodístico, con referencias a artículos y entrevistas de otros dos compañeros (Jaque Perpetuo, Del derecho y las normas), en el que afirman haber contactado al Gobierno sin haber obtenido aclaración alguna, aunque se antojan complicadas.
No entendemos como puede defenderse la legalidad de un sistema de similares características cuando cualquier escucha o intervención de comunicaciones actualmente debe ser autorizada judicialmente.
¿Es que es menos íntimo lo que comparto en una red social sólo con la familia, o lo que anota el médico en nuestra cita, que lo que hablo en una llamada telefónica con un desconocido? ¿Por qué los primeros se pueden intervenir, analizar y compilar de forma automatizada sin juez ni justificación alguna y para lo segundo sí que hace falta autorización judicial?
Estamos ante un hecho muy preocupante y grave, pues todos nuestros comentarios, opiniones, viajes y traslados, van a ser automáticamente recopilados, almacenados y analizados. Ya no estará en nuestras manos decidir qué comparto y con quien, salvo que consigamos ir a todos sitios en vehículo con matrícula registrada a nombre de otra persona, sin móvil, pagando en metálico y sin que nadie suba una foto en la que aparezcamos (el reconocimiento facial es ya algo común y simple).
No se trata de tener algo que esconder o no, sino de poder decidir que se comparte o no de forma pública, se trata de la titularidad y capacidad de disponer y decidir sobre nuestra vida o intimidad. Todos vamos al baño todos los días y hemos viajado recientemente a sitios normales en familia, conductas normales e intachables, pero no debería privársenos del derecho a reservar tales momentos para uno mismo de forma tan gratuita e inconsentida. ¿Le gustaría ver una foto suya en el baño en un cartel? Es un ejemplo simplista pero entendemos que esclarecedor.
Esperamos que artículos como éste den a conocer algo muy grave y que se quiere poner en marcha a final de año, a fin de poder pararlo. Si no, no nos quedará otra que ejercer acciones legales y confiar en la buena fe y equidad de los Tribunales, aunque para entonces el daño ya estará hecho.
P.D: Sobre estas cuestiones de “utilización” comercial y policial de la información personal, recomendamos seguir a Aral Balkan (@aral) y cualquiera de las conferencias suyas que hay en la red o detenerse en la información filtrada por Edward Snowden.